Por: Guillermo Romero
Son muy contadas las familias colombianas que no han perdido un familiar o que no han sufrido los estragos de la pandemia.
Hasta este agosto 15, se han procesado 23.419.020 pruebas. Se sabe que, al menos han reportado la enfermedad, unas 4.867.761 personas y que, desafortunadamente, han fallecido 123.459.
Es casi la mitad de muertos en 60 años de la tristísima época de violencia. Entre 1958 y 2018, según el Centro Nacional de Memoria Histórica se reportaron 262.197 extintos por el conflicto armado en Colombia.
Aunque miles de familias están en luto por el fallecimiento de un padre, una madre, un hermano, un esposo, un hijo u otro pariente, que conviven con esa tristeza por la desaparición de su ser querido y que han tenido que despedirlo sin una oración, ni ceremonia especial religiosa, a sus vecinos y amigos poco parece importarles.
Algo más curioso, las funerarias tienen en sus bodegas decenas de cofres con cenizas que no se han reclamado en meses.
Ahora, cuando el distanciamiento se ha relajado, las medidas de bioseguridad se han perdido y la vacunación pareciera dar una esperanza, la rumba, el escándalo, la bulla, la fiesta y el desorden en los conjuntos residenciales y barrios dominan sin la menor consideración por los dolientes.
Las administraciones, consejos de convivencia, vigilantes y hasta la Policía Nacional que acuden a los lugares de escándalo, quedan sorprendidos por las respuestas insolentes, soeces y el desinterés por los hechos sucedidos con sus vecinos.
A los indolentes no les importa que sus colindantes acaban de recibir las cenizas de un familiar, ni que hayan sufrido la enfermedad, porque primero, para ellos, está la diversión y el bullicio.
Quienes han sobrevivido al Covid-19 sufren diversas consecuencias: dolores en algunas partes del cuerpo, insomnio, estrés o problemas en algunos de los órganos y requieren atención y reposo, pero a sus vecinos, que aún no han padecido la enfermedad, gritan y hacen bulla sin miramientos.
El desorden es general en calles, supermercados, centros comerciales, piscinas, discotecas y se ha olvidado el tapabocas, como mínima protección, mientras el virus sigue vigente, situándose en cepas, cada vez más propagadoras y más dañinas.
No existe la mínima consideración con el personal sanitario que ha debido estar en primera fila en las Unidades de Cuidados Intensivos, ni de aquellos que han tenido que llevar las vacunas hasta los confines. Es hora de hablar de solidaridad humanitaria en Colombia.
No se les descontará el día
Gerson Bermont, director de Promoción y Prevención de la cartera de Salud, indicó que el sector privado en Colombia ha realizado un gran aporte al Plan Nacional de Vacunación, que incluye un esfuerzo económico para poder vacunar a sus empleados; sin embargo, "necesitamos un mayor esfuerzo por parte de las empresas a que se permita, como lo indica la Circular 047 de 2021, que sus empleados puedan tener la disposición en tiempo laboral de ir a vacunarse".
Frente al permiso que se otorga a los trabajadores para poder asistir a las jornadas de vacunación, Bermont aclaró que "la normativa busca que los empleadores protejan a sus trabajadores, dando facilidades para que puedan vacunarse en horarios laborales sin que se les descuente el día".
Balance de la vacunación
Tras seis meses de aplicada la primera vacuna contra el covid-19 en Colombia, se ha avanzado satisfactoriamente en las metas de vacunación. De los más de 37 millones de dosis que el país ha recibido, se han aplicado 31.553.173 con corte al 13 de agosto.
Además, un total de 33.242.144 dosis se han distribuido a los territorios (hasta el 11 de agosto), lo que quiere decir que hay un lote cerca de los dos millones de biológicos pendiente por aplicar y que, en estos momentos, están en custodia de los departamentos.
Frente a este escenario, Gerson Bermont, director de Promoción y Prevención del Ministerio de Salud y Protección Social, recordó que alcaldes y gobernadores son los responsables de estos inventarios y deben responder por la aplicación, vencimiento y pérdidas.
"Son los gobernadores, secretarios de salud, quienes hacen distribución a las entidades territoriales, a los municipios y los municipios a las IPS. Por eso, la verificación de la custodia, no solo de la cadena de frío, sino los tiempos en que se vencen son responsabilidad de los entes territoriales", dijo.
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