Creatividad, liderazgo y capacidad para gestionar los riesgos, hacen parte de las principales habilidades con las que en la actualidad deben contar los directores financieros para afrontar la recuperación.
A causa del covid-19, el CFO (Chief Financial Officer) se convirtió en un negociador para hacer acuerdos con los distintos stakeholders o públicos de interés de cualquier las organizaciones, hecho que además estuvo acompañado por una alteración de los esquemas del Financial Planner.
Y si bien uno de los mayores desafíos que tienen los CFO están asociados cada vez más al día a día de las empresas, en gran medida por la coyuntura de la pandemia, se requieren profesionales capaces de gestionar la recuperación económica. Tales habilidades son componentes para lograrlo.
Por cuenta de los efectos de la pandemia muchos roles cambiaron. El del director financiero no podía ser la excepción. En efecto, lo que en un principio se había estructurado para unas proyecciones a mediano y largo plazo, en realidad se volvió el día a día de los financieros.
En concepto del ingeniero y especialista en Finanzas Arturo Riaño, VP Financiero de Grasco y docente del CESA, comenta que con la pandemia el costo de financiación perdió relevancia. Las tasas bajaron considerablemente. “La gente no le importa el costo sino el plazo, porque no sabemos cuándo se va a recuperar la economía”.
Y añade que lo que realmente se necesita son plazos. Contar con distintos perfiles de amortización que se articulen a la recuperación y deudas de las organizaciones, para lo cual se requiere creatividad para encontrar nuevas fórmulas y allanar ese camino.
Un mar de lecciones
La pandemia ha dejado innumerables lecciones para todas las organizaciones, y sus departamentos de finanzas. La primera de ellas, el cuidado con las deudas de corto plazo. Claro es que las empresas que tenían este tipo de deudas tuvieron que hacer esfuerzos extraordinarios en negociación.
Bajo dicho contexto, la coyuntura puso en evidencia la necesidad de tener una mezcla: una porción considerable de deudas de largo plazo, y solo una muy reducida de obligaciones a la vuelta de la esquina, que puedan hacer ‘match’ con los flujos que se reciben.
Sin duda, el 2020 ha sido el año más difícil para la humanidad en el presente siglo, pero aún están por verse sus coletazos, y los primeros brotes se inician en este 2021.
Muchas de las compañías que más sintieron la crisis solicitaron créditos y prórrogas. Es en este año de primer corte de cuentas en el que probablemente varias empresas tendrán que decirle al sector financiero que no tiene cómo pagar sus obligaciones.
Creatividad, liderazgo y gestión del riesgo
Una vez más, entra la creatividad en la ecuación de la capacidad de los CFO y de todos los profesionales de la industria financiera para hallar fuentes de financiación.
“Necesitamos gente más preparada en el mundo financiero que puedan llegar esas otras fuentes de capital, que probablemente no son nuevas, pero que sí pueden marcar disrupciones pues están alejadas de lo tradicional”, afirma el profesor Riaño.
Fuentes como la emisión de bonos, créditos estructurados de más largo plazo, fondos privados de inversión, créditos mezzanine, más consistentes con los momentos de incertidumbre y que no exijan gran capital en el presente, hacen parte de ese menú de opciones.
Otro capítulo lo protagonizan los profesionales adscritos al sector financiero. Tratándose de un asunto sistémico como lo es la economía, este sector probablemente va a tener que salirse de las políticas tradicionales de análisis de crédito y flexibilizarse, para saber a qué compañías le lanzan el salvavidas, y qué tan larga es la cuerda de estos flotadores. Volverse más ‘partner’ de las empresas para que están no sientan ahogamiento. Por tanto, hipotecar creatividad es un asunto de todas las partes.
A ello se del debe sumar un liderazgo a toda prueba. Esto es, basado en ese conocimiento técnico adecuado, que identifique rápidamente por dónde es el camino. Sin miedo a equivocarse, pues los obstáculos y tropiezos en ellos están a la orden del día, pero con la resolución de asumir riesgos para equivocarse pronto, corregir el rumbo y seguir adelante.
Hoy se requiere de financieros que puedan descifrar el contexto, y cuya preparación les permita asumir riesgos controlados. Solo estos profesionales serán los llamados a liderar la recuperación.
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