La pandemia cambió rutinas en provisión del hogar, sociabilidad y actividad física.
“Quedarse en casa y la ruptura de la cotidianidad han generado mayor incertidumbre, asociada a un malestar relacionado con la separación y el no tener el control sobre el tiempo y el espacio”; esta fue una de las conclusiones del conversatorio virtual “Crisis Global y su Impacto en las Estructuras Familiares” en el que se reunieron expertas investigadoras y docentes de la Universidad Nacional, la Universidad Javeriana y la Universidad de La Sabana para analizar los cambios que ha generado la crisis por la pandemia en los hogares colombianos. Se abarcaron también las implicaciones del aislamiento preventivo, la situación económica y el impacto en la vejez. Finalmente se evaluaron las políticas públicas para cubrir las necesidades de los grupos familiares en el país.
El evento se desarrolló en alianza entre la Fundación Barco y el Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana para promover la investigación académica sobre la familia en Colombia y contó con la participación de las panelistas Victoria Cabrera, María Docal, Yolanda Puyana y Ángela María Jaramillo, expertas en asuntos de familia.
El conversatorio abrió un espacio de discusión sobre las realidades de las familias colombianas en medio de la crisis global por la pandemia y sobre cómo se deben enfocar las políticas públicas para afrontar la situación actual y mejorar las condiciones de los diferentes grupos familiares en el país.
De acuerdo con Ángela María Jaramillo quien además de investigadora es docente, socióloga de la Universidad Nacional, Magíster en estudios de población, Doctora en estudios sociales y ganadora de la cuarta edición del Premio Antonio Restrepo Barco, “quedarse en casa” ha generado una ruptura de la cotidianidad a nivel individual y colectivo para el bienestar de las personas y en “nuestro contexto es una ruptura más significativa, ya que no todos los grupos familiares han podido trabajar desde casa y pocos han conservado la estabilidad laboral; por ejemplo, 8 de cada 10 adultos mayores viven en condiciones de informalidad, y en medio de esta pandemia grupos como este son más vulnerables a más pobreza, más precariedad y más aislamiento”.
A juicio de la experta, la pandemia ha presentado también un impacto en la sociabilidad y las actividades que las personas realizaban por fuera de casa que tiene que ver con la integración, la unión social y la convivencia, las cuales permiten complementar y oxigenar las relaciones familiares.
Esta ruptura de la cotidianidad ha llevado a que las personas se tengan que adaptar y construir nuevas rutinas; asumir retos que tienen que ver con integrar lo productivo y lo doméstico, además de la necesidad de cubrir las necesidades básicas.
“Este cambio no solo involucra las acciones individuales y la nueva cotidianidad, sino que también cuestiona las condiciones sociales, económicas y culturales que esta sociedad tiene para poder garantizar el acceso a los bienes y servicios en el contexto actual y permitir que las personas puedan construir nuevas cotidianidades sin que se aumenten las desigualdades sociales, que es parte de lo que preocupa en los contextos latinoamericanos”, explica Ángela María Jaramillo.
Por su parte, las investigadoras y docentes del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana compartieron algunos hallazgos de la reciente encuesta realizada a familias colombianas sobre el impacto de la pandemia en los hogares. Dentro de lo encontrado, destacaron cuatro grupos de familias y dinámicas diferentes:
1. Las familias que han visto como una oportunidad el compartir con los demás integrantes de sus hogares y aprovechar el momento para acompañar los procesos de aprendizaje de sus hijos;
2. Las familias que han presentado un aumento en sus niveles de estrés por la recarga laboral y han presentado una afectación emocional por el distanciamiento con sus seres queridos;
3. Las familias que venían con problemas al interior de su dinámica y no cuentan con las herramientas para manejar las emociones, el miedo y otros conflictos;
4. Las familias menos favorecidas económicamente por falta de un empleo estable, que tienen condiciones de hacinamiento y enfrentan el cuestionamiento de protegerse del virus o buscar el sustento para vivir. Una de las recomendaciones para sobrellevar las situaciones de cambio, estrés, conflicto, ansiedad y depresión en el contexto por la pandemia es analizar las posibilidades personales, familiares, y externas que se pueden encontrar para minimizar el nivel de las afectaciones psicológicas.
“En situaciones adversas las personas tienen que recurrir a apoyo personal, familiar, apoyo contextual e intrapersonal, es decir que uno mismo tiene como recurso, pero también acudir a algún apoyo interpersonal. Con estos tipos de apoyo es mucho menos difícil perder el control de cualquier circunstancia”. Agregó Victoria Cabrera, psicóloga y docente del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana.
Sin embargo, según las investigadoras, es necesario crear redes de apoyo a las familias que brinden orientación psicosocial para afrontar ciertas necesidades como atención de un paciente en condición terminal o con discapacidad, familias migrantes o étnicas, entre otras. “La pandemia nos ha dejado ver la complejidad de las familias y la falta de políticas públicas más decisivas en el contexto colombiano”, dijo María Del Carmen Docal, docente del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana.
En este sentido, Yolanda Puyana, magister en estudio integral de la población y profesora de la Universidad Nacional ve necesario la articulación entre el estado, la familia, el mercado y las empresas para lograr el bienestar social de las familias en Colombia. “Esta situación amerita realizar un pacto nacional por el cuidado de las personas, en donde las políticas lleguen verdaderamente a la población y cubran sus necesidades. No se necesitan más leyes, se necesita cumplirlas”, señaló.
Con estas intervenciones, el conversatorio permitió realizar un análisis multidisciplinario sobre cómo la pandemia y el confinamiento ha incidido en la dinámica de las familias colombianas y planteó la relevancia de promover la investigación y difusión de trabajos sobre la familia y los fenómenos que afectan sus dinámicas, con el propósito de incidir en el diseño de políticas públicas y garantizar que estas respondan a las necesidades demandadas por los diversos grupos familiares del país.
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