Residuos ordinarios como papel higiénico, envases y plásticos no reutilizables, envolturas de alimentos, ente otros, y aquellos residuos peligrosos, como los hospitalarios y otros contaminados con químicos, son algunos de los que se aprovechan en Colombia para generar energía térmica y así disminuir el consumo de combustibles fósiles como el gas natural y los hidrocarburos que no son renovables.
Aun cuando los residuos ordinarios se suelen disponer en rellenos sanitarios, también se pueden transformar en energía. Algunas empresas han optado por esta opción de manejo integral de residuos, como parte de su compromiso medioambiental. Además, se convierte en solución, teniendo en cuenta el cumplimiento que deben dar a la resolución 1407 de 2018 de recolección, aprovechamiento y certificación de 10% de los envases y plásticos que ponen en el mercado las compañías en Colombia hasta 2021 para luego aumentar en 2% y 3% hasta llegar al 30% a cierre de 2030.
Al igual, parte del material peligroso que no ingresa a los rellenos sanitarios tiene espacio en los hornos CDR (Combustible Derivado de Residuos) tecnología de incineración que genera energía calórica y combustibles alternativos que son conducidos a diversos procesos industriales desde plantas que cuentan con un sistema de control de emisiones y el cumplimiento de la normativa ambiental.
Diego Guzmán, CEO de Atica, empresa líder en la gestión integral de residuos sólidos, aceites y aguas, señaló que una tonelada de CDR produce 4 millones de kilocalorías de energía. Entre tanto, de las 14.500 toneladas de residuos que han recogido en lo corrido de 2020 en el país, se ha aprovechado la energía calórica de alrededor de 6.000 toneladas. Y solo en 2019, la compañía logró reducir en un 60% el consumo de gas natural en sus procesos, gracias al aprovechamiento energético.
“El proyecto de generación de energía surgió en 2018 con la incorporación de los hornos CDR, una tecnología que comenzó con una fase operativa que ha tenido aceptación de los industriales porque lograr contribuir con el medio ambiente y forma parte de la economía circular en la que se demuestra que los productos que no se pueden reciclar y reutilizar pueden tener una segunda vida útil desde su aprovechamiento energético, lo que representa eficiencia económica y productiva”, puntualizó Guzmán.
Sobre el proceso de generación de energía explicó que los residuos llegan a las plantas de CDR, localizadas en Bogotá y Cartagena, donde se clasifican según su composición para luego elegir aquellos que son aptos para incinerar. Posterior, son molidos y densificados para convertir cada uno en partículas adecuadas para ser usadas como combustibles.
Finalmente, ingresan a los hornos, y gracias al proceso de incineración generan energía calórica y combustibles alternativos, que son conducidos a diversos procesos industriales dentro de las plantas. “La generación de economías circulares de cierres completos rescata la materia para producir energías, lo que hace más competitivas, eficientes y productivas a las las industrias”, concluyó Guzmán.
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