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Foto del escritorAlfonso Aya

La realidad laboral de las personas en condición de discapacidad

La Población con discapacidad tiene bajas tasas de participación y amplias brechas de empleabilidad, sobre el total de las vacantes registradas, entre enero y septiembre de 2019, se encontró que el 49,2% incluían dentro de sus opciones la posibilidad de contratar una persona con discapacidad.

El pasado 3 de diciembre se celebró el Día Internacional de las personas con discapacidad, y según las cifras registradas en el Informe Nacional de Empleo Inclusivo presentado por Fundación Corona, Fundación ANDI, y el Programa de Alianzas para la Reconciliación de USAID y ACDI/VOCA, esta población históricamente ha sido excluida del ámbito laboral, ya que enfrenta barreras de distinto tipo que significan, en la práctica, entornos laborales discriminatorios. Sin lugar a dudas, la gran barrera que enfrenta este grupo poblacional es el desconocimiento que el sector empresarial y la sociedad en general tiene sobre sus reales características, necesidades y potencialidades. Esto hace que, incluso, desde el acceso a los diferentes servicios, que como ciudadanos tienen derecho, estén excluidos por prejuicios, enfoques asistencialistas y falta de ajustes razonables.


A continuación, se presentan algunas cifras registradas en el Informe Nacional de Empleo Inclusivo INEI, que dan cuenta de estas barreras y de la vulnerabilidad de las personas con discapacidad en el ámbito educativo y laboral.

Hasta finales de 2018, el país no contaba con una cifra actualizada sobre el número de personas con discapacidad. El último dato oficial era el del censo 2005, según el cual, en Colombia había 2,6 millones de personas con discapacidad, cifra que correspondía al 6,4% del total de habitantes del país. Sin embargo, el DANE presentó un análisis preliminar de esta población a partir del Censo Nacional de Población 2018, evidenciando que a esta fecha había un poco más de 3 millones de personas que manifestaron “dificultad para realizar las actividades diarias”. De ellas, solo el 26,7% trabajó por lo menos una hora en una actividad que le generó algún ingreso.

Durante el 2018 se lograron colocar 756 personas con discapacidad, lo que representa el 21,0% de los registrados en 2018. El 41,6% de las personas colocadas tenía educación secundaria, el 27,0% eran técnicas sin especificar si laboral o profesional y el 12,3% tenía educación superior. Con respecto a la experiencia, el 32,2% contaba con más de 5 años de experiencia, el 19,0% entre 1 y 2 años de experiencia y el 14,2% menos de un ano (Unidad del SPE, 2019).

Sobre el total de las vacantes registradas, entre enero y septiembre de 2019, se encontró que el 49,2% incluían dentro de sus opciones la posibilidad de contratar una persona con discapacidad. El 43,6% de estas vacantes estaban dirigidas a personas con escolaridad secundaria, el 23,3% a personas con formación técnica (no especifica si técnico laboral o profesional) y el 14,3% a profesionales universitarios. El salario más común ofrecido en estas vacantes fue el mínimo con 38,2%, seguido de entre 1 y 1,5 millones con el 21,0%. (Unidad del SPE, 2019).

La inclusión laboral de personas con discapacidad debe suponer elementos que permitan enfrentar las dificultades para romper con barreras de entrada al mundo laboral. Asimismo, debe prever elementos relacionados con que a pesar de lograr entrar a una empresa, las vinculaciones no sean casos de corta duración y tercero, debe tener en cuenta aquellos aspectos relacionados con las razones que permiten que las vinculaciones laborales se traduzcan en mejoras significativas y sostenibles en las condiciones de vida de las personas que logran trabajar.

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