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Foto del escritorAlfonso Aya

OIT presenta propuestas para reactivación económica con trabajo decente en Colombia

Alternativas de empleo para los trabajadores más vulnerables, formación para el trabajo en actividades con demanda creciente y avanzar en el diálogo para acordar una regulación del trabajo en casa y a través de plataformas, entre otras, son las recomendaciones del nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo - OIT.


Con una tasa de desempleo al cierre del año 2020 del 15,9 % (un aumento de 5,4 puntos porcentuales respecto a 2019) y una reducción del PIB del 6,8 %, los impactos de la COVID 19 han causado efectos profundos en el mercado laboral de Colombia, nunca antes registrados en su historia.


Redoblar los esfuerzos para impulsar una recuperación con trabajo decente es hoy el gran desafío, así lo indica el informe Impacto de la COVID-19 sobre el mercado de trabajo colombiano y recomendaciones para la reactivación económica de la OIT.


La pandemia ha afectado mayoritariamente a los grupos más desfavorecidos del mercado laboral: los jóvenes, las mujeres, y los trabajadores temporales (de quienes muchas empresas prescindieron manteniendo sólo al personal permanente). Los trabajadores de la economía informal, incluyendo a los migrantes, han sufrido las mayores pérdidas en sus ingresos laborales.


A raíz de las medidas restrictivas en la movilidad, los trabajadores informales vieron limitada su posibilidad de salir al “rebusque” y el cierre de los colegios y otros espacios de cuidado privó, especialmente a las mujeres, de los medios o apoyos para dedicarse a actividades que les aseguraran ingresos económicos.


Se estima que durante abril (en el mayor pico de la pandemia), estos trabajadores tuvieron un 25 % de perdida promedio de sus ingresos. Frente a este panorama, el Gobierno colombiano ha tomado un conjunto de medidas para contener el impacto de la pandemia, como se analiza en el Informe, destacando entre otras, la extensión hasta marzo de 2021 del Programa de Apoyo al Empleo Formal, que aumentó el porcentaje subsidiado de 40 a 50 % del salario mínimo de las mujeres contratadas, así como del personal en las actividades económicas más rezagadas por el impacto de la crisis: los sectores turístico, hotelero y de gastronomía, y las actividades artísticas, de entretenimiento y recreación.


Una política efectiva que la OIT recomienda extender por más tiempo. A su vez, el informe destaca el impacto del Plan de Reactivación elaborado por el Gobierno Nacional, que contempla una inversión de 176 billones de pesos, financiado en un 50 % por recursos privados, con el que se esperan generar más de dos millones de empleos en los sectores de infraestructura, construcción de vivienda, proyectos energéticos, de energía limpia y de transformación digital.


Esta política que apunta a la generación de nuevos empleos podría ser complementada, de acuerdo al informe, con un programa de empleo temporal, que priorice la contratación de trabajadores no calificados, los más golpeados por la pandemia, para la construcción de pequeñas obras de 2 infraestructura o la prestación de servicios comunitarios.


El informe recomienda que se aprovechen las oportunidades de inclusión en labores que no demanden mano de obra especializada y que podrían estar condicionadas con exigencias de cualificación de los trabajadores por medio de cursos en competencias básicas para los nuevos requerimientos del mundo del trabajo.


Asimismo, el proceso acelerado de digitalización de la economía a causa de la COVID 19, ha impuesto retos importantes en materia de formación para el trabajo. La programación y diseño, el análisis masivo de datos y en general las tecnologías de la información, se han convertido en campos de conocimiento prioritarios.


Esto se suma a la necesidad de fortalecer el Sistema de Evaluación y Certificación de Competencias Laborales, aumentando el número de entidades certificadoras acreditadas, señala la OIT. Sí a la economía digital, pero bajo condiciones justas de trabajo “Un llamamiento a la justicia social en la economía digital” fue el elegido este año como el tema para el Día mundial de la Justicia Social (conmemorado recentemente), que todos los años recuerda al mundo la imperante necesidad de asegurar un empleo pleno y trabajo decente para todas y todos.


A propósito del tema, que por este año recalca la importancia de proteger los derechos humanos y laborales en la era de las tecnologías digitales, la OIT ha dedicado una parte de las recomendaciones para la respuesta del país a este nuevo desafío.


A raíz del confinamiento y de la necesidad de mantener el distanciamiento físico, el teletrabajo se ha expandido rápidamente y ha crecido el trabajo en las plataformas digitales, como la mensajería y el reparto domiciliario.


Estas nuevas modalidades y formas de empleo han hecho surgir la necesidad de contar con una regulación que asegure condiciones de trabajo justas. Así, la extensión del trabajo en casa se ha producido en la mayoría de los casos sin resolver completamente algunas cuestiones claves, como el manejo de los tiempos de trabajo y de descanso de las personas o los límites máximos de las horas de trabajo, incluyendo el derecho a la desconexión digital.


Por su parte, los trabajadores de plataformas operan bajo la figura del trabajo independiente y se han expresado preocupaciones por su limitado acceso a derechos laborales y a la seguridad social.


Frente a estos retos, el informe subraya la urgencia inaplazable de promover un diálogo social entre los actores del mundo del trabajo (el Gobierno, empleadores y organizaciones de trabajadores), que permita construir un acuerdo sobre la reglamentación para estas formas de empleo, potenciando sus oportunidades para promover trabajo decente y contribuir con el desarrollo sostenible para todos y todas.

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