Para los expertos, existe una explicación de por qué, a diferencia de Europa, la región parece vivir en una eterna curva ascendente.
La pandemia de COVID-19 obligó a ciudadanos de todo el mundo a aprender un poco más de epidemiología. A medida que la enfermedad fue avanzando, los reportes diarios de los gobiernos y las coberturas de los medios de comunicación hicieron que términos como el "número reproductivo básico" del virus o curva de contagios se volvieran familiares para todos los habitantes del planeta.
En ese marco, y ya con la constante preocupación sobre la evolución de esa curva de contagios en cada país, no fue raro que comenzara a surgir, casi como una obsesión, la preocupación sobre el momento exacto en que cada país alcanza su "pico" de casos. Es decir, el momento en que los países dejan de registrar cifras crecientes de nuevos casos para comenzar, a modo de curva descendente, a tener cada día menos nuevos infectados. Por supuesto, muchos epidemiólogos intentaron predecir con certeza cuándo sus países alcanzarían ese pico, aunque nunca fue una tarea sencilla. De hecho, las propias cuarentenas impuestas procuraban enlentecer el crecimiento de la curva, retrasando esos picos. Pero luego de que la llegada del COVID-19 a Europa mostrara curvas pronunciadas, picos definidos y caída de nuevos casos después, en América Latina la situación fue diferente. Con cuarentenas estrictas aplicadas desde los primeros casos, las curvas se mostraron menos pronunciadas en el primer momento. El problema es que, a seis meses de iniciada la pandemia en la región, varios de los países latinoamericanos siguen sumando brotes y no parecen tener claro cuándo llegará eso que llaman "pico".
Como ejemplo, basta señalar que Argentina registró 10.550 nuevos casos el 26 de agosto pasado, una cifra récord de que el virus llegó a territorio argentino. La cifra superó entonces otro récord registrado tan solo unas horas antes, cuando se sumaron más de 7.000 nuevos infectados en 24 horas.
México empezó el mes de agosto alcanzando un récord similar: tuvo 9.556 casos nuevos solo el 1 de agosto. A mediados de julio también había llegado a un "pico" de 8.438 casos. Colombia tampoco para de superar sus propios récords: el 3 de agosto alcanzó una cifra histórica de 11.476 contagios en un día pero batió esa marca una semana después con 12.830 casos y lo volvió a hacer a los siete días con 13.056 nuevos infectados.
La pandemia no llegó igual a América que a Europa Para el subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa, la situación planteada en los países latinoamericanos se explica por la forma en que la pandemia tomó a la región y la diferencia con lo que sucedió en Europa. Según comentó a la revista especializada en medicina Medscape, los países europeos registraron "una explosión de casos muy fuerte" que, a su vez, pudo ser reducida en 4 o 6 semanas producto de las medidas sanitarias.
En el continente americano, sin embargo, la lógica parece haber sido distinta. El propio Barbosa apuntó, durante una conferencia de la OPS citada por Medscape, que si bien las medidas sanitarias lograron reducir la velocidad de la transmisión del virus "hasta ahora no han alcanzado la efectividad en la mayoría de los países para controlar la transmisión y producir la curva que va bajando hasta tener solamente casos aislados". Una explicación brindada a la misma revista por el ecólogo español Francisco de Castro puede servir para comprender por qué en muchos países de América Latina el pico parece nunca llegar. "Cuando el desarrollo de una epidemia es lento y sostenido, sin un pico visible todavía, lo más probable es que se deba a que las medidas de control han sido suficientes para evitar un crecimiento exponencial pero insuficientes para reducir el número reproductivo básico por debajo de 1", comentó.
De todos modos, el escenario puede no ser tan pesimista como parece. A finales de junio, la OPS había proyectado, a partir de modelos de la Universidad de Washington, que agosto sería el mes en el que Argentina, Bolivia, Brasil, Perú, México, El Salvador, Guatemala, Honduras y Panamá se encontrarían con el pico de la pandemia "en algún momento de agosto". Costa Rica, en cambio, registraría un pico recién en octubre. La proyección puede variar si existen cambios en las medidas sanitarias de los países o su cumplimiento por parte de la población, había advertido la directora de la OPS Carissa Etienne.
Además, la posibilidad de proyectar escenarios para los países se complejiza debido a que un mismo país suele tener situaciones epidemiológicas diferentes entre sus regiones, haciendo que la curva de casos de un país en realidad esté formada por varias otras curvas que suben y bajan según brotes surgidos en diferentes zonas.
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