Investigadores andaluces buscan la inmunidad al coronavirus en la leche de vaca. Hasta ahora, los resultados son esperanzadores, en semanas se harán pruebas en humanos. La historia de la medicina y los remedios veterinarios avalan esta revolucionaria propuesta.
Antonio Arenas responde con una sencilla confirmación cuando le preguntamos por la menor incidencia del COVID-19 en granjas y vaqueros. Detalla a Sputnik la enorme cantidad de mediciones y controles que se realizan en las granjas, a los animales y a sus cuidadores y confirma que "hay sustancialmente mucha menos incidencia del virus, es más, no tenemos constancia de que haya vaqueros afectados". Ante este sorprendente hecho, el Colegio de Veterinarios de Córdoba (España), que preside Arenas, ha encargado un estudio epidemiológico al Hospital Reina Sofía de Córdoba. Pero este aspecto es solo la anécdota previa a un hallazgo revolucionario en el contexto de pandemia. Un grupo de investigadores andaluces están en el proceso de confirmación de una insospechada herramienta contra el coronavirus: leche de vaca.
El grupo de investigación AGR 149 de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Córdoba, junto con el Colegio Oficial de Veterinarios de Córdoba (CORVET), lleva meses desarrollando un proyecto que, a medida que pasan las semanas, les hace sentir más certezas sobre su hallazgo. No obstante, desde CORVET prefieren mantener la cautela que exige el rigor científico.
"Se trata de crear un producto lácteo cuyo principal componente es leche inmune de vaca frente al coronavirus", relata Arenas.
Las pesquisas del equipo, de confirmarse y ser exitosas, podrían implicar que consumiendo este nuevo producto, "aumentemos los niveles de inmunoglobulina o anticuerpos frente a determinados virus, como es el caso del SARS-2".
El proceso para llegar a una solución contra el coronavirus lleva dos vías paralelas:
Por un lado, el Colegio de Veterinarios de Córdoba está inoculando en las vacas productos inmunizantes que permiten elevar el nivel de inmunoglobulinas específicas contra el SARS-CoV, es decir, anticuerpos efectivos. La peculiaridad de las vacas es que la cantidad tan fuerte de inmunoglobulinas es transmitida a su propia leche, creando un alimento hiperinmune frente al coronavirus bovino, serológicamente muy similar al virus del COVID-19.
La otra vía de acción es valerse de una técnica tradicionalmente utilizada en los ámbitos veterinarios, se trata de "el suero convaleciente, inocular anticuerpos a un organismo infectado de otro individuo que ya ha pasado la enfermedad, algo que ya se hizo con el ébola y que ahora, con la COVID, está ofreciendo excelentes resultados".
Solución preventiva y curativa La aplicación de suero convaleciente y de inmunoglobulinas o anticuerpos procedentes de animales, actuando en conjunción, deben bloquear la transmisión al interior de la célula del COVID-19 y también, posteriormente, su propia reproducción. Así, se evitarán los efectos más perversos de la infección en el sistema respiratorio, por ejemplo.
En septiembre, este innovador equipo pretende comenzar con las pruebas en humanos. Actualmente, la coordinación con la Consejería de Salud, a través del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación (PAIDI) está incentivado respuestas experimentales. La Junta de Andalucía anunció este 31 de julio el apoyo a 27 iniciativas de investigación con 1,6 millones de euros. Se trata de proyectos de I+D de rápida aplicación y de un año de duración.
El campo de pruebas bovino, en el que las batallas contra virus y bacterias son extensas, ofrece dentro de esta apuesta una panoplia insospechada para responder a la pandemia.
La indispensable batalla veterinaria La inoculación subcutánea de virus autólogos no infecciosos puede romper la cadena de transmisión por la que el virus desencadena algunos de sus peores estragos. Y la aplicación subcutánea, forma parte del día a día de la veterinaria.
Este equipo de investigación está coordinado con otros proyectos nacionales que trabajan con el SARS-COV-2 y con otros animales. Particularmente, Arenas revela que también están en un proceso muy avanzado con las gallinas de puesta de huevos.
"Sabemos que la yema de los huevos puede albergar cantidades suficientes de anticuerpos que hemos inoculado en las gallinas. Desde la yema, ya podemos concentrarlos y elaborar preparados específicos contra la enfermedad".
Este trasvase de conocimiento entre la veterinaria y la medicina, que en los tiempos que marca el COVID emerge como revolucionario, ha sido, sin embargo, recurrente a lo largo de la Historia. Muchos de los conocimientos de veterinaria han resuelto infinidad de problemas de salud humanos, habida cuenta que de la diferenciación fisiológica entre la especie humana y animal es mínima, más allá de la evolución de nuestro cerebro.
La viruela humana, muy similar a la viruela bovina, fue erradicada de la faz de la tierra precisamente gracias a los remedios contra la enfermedad en las vacas. De hecho, la propia palabra 'vacuna', utilizada por Pasteur por primera vez, procede de la primera vacuna que había sido inoculada por el pionero Edward Jenner.
Igualmente, no tenemos que retrotraernos tanto en el tiempo para dar con las fiebres de malta o brucelosis, con una incidencia actual casi inexistente en España. Según investigaciones de la Universidad de Navarra, España solo registra unos 1.500 casos anuales.
La rabia, que suena ya casi a ecos remotos del pasado lejano, se considera erradicada en España desde 1966 (a pesar de un brote en Málaga en 1975). No obstante, a día de hoy se sigue vacunando a más de 29 millones de personas en todo el mundo tras una mordedura de perro.
Se trata pues, de otro ejemplo clásico de que como el control de enfermedades veterinarias tiene un impacto inmediato en nuestra salud. A fin de cuentas, como se bromea entre los clínicos veterinarios, el médico no es más que un veterinario especializado en una sola especie.
Nuestra relación con el mundo animal "El 75% de las infecciones importantes que padecemos, me refiero a enfermedades transmisibles, proceden de animales, eso te da idea de la importancia de la investigación animal para todo el planeta", reflexiona Antonio Arenas. Esta pandemia vino en paralelo a la mitificación de los efectos perniciosos de comer murciélagos, pangolines o extrañas serpientes. Para el profesor, nuestro impacto en el medio ambiente es el primer modificador de los hábitats naturales de diversas especies animales, "y ahí está el origen de muchas enfermedades, el virus siempre está asociado a los animales y nuevas condiciones de interacción con ellos implican nuevas enfermedades".
Una visión más historicista y asentada en la ciencia, por otro lado, viene a desnudar ciertas visiones y mensajes que nos alertan de que esta pandemia fue originada en el interior de un laboratorio.
"Simplemente no es cierto, son meras teorías de la conspiración, la relación de las personas con las pandemias viene desde tiempo inmemorial. Antes se les llamaba plagas, las enviaban los dioses, ahora las envían países, pero es solo falsa creencia", valora Arenas.
Después de todo, la literatura científica cifra varias pandemias de gripe contrastadas desde la Edad Media, a pesar del cataclismo que vivimos actualmente, esta pandemia que nos tiene atenazados es otro vaivén más de la Historia del hombre y los animales.
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